Quantcast
Channel: Radio Saudade
Viewing all 21088 articles
Browse latest View live

Mario Benedetti - Lovers go home

$
0
0
Ahora que empecé el día
volviendo a tu mirada
y me encontraste bien
y te encontré más linda
ahora que por fin
está bastante claro
dónde estás y dónde
                                estoy

sé por primera vez
que tendré fuerzas
para construir contigo
una amistad tan piola
que del vecino
territorio del amor
ese desesperado
empezarán a mirarnos
con envidia
y acabaran organizando
excursiones
para venir a preguntarnos
cómo hicimos.


Mario Benedetti - Poemas de otros.







Mario Benedetti - Sirena

$
0
0
Tengo la convicción de que no existes
y sin embargo te oigo cada noche

te invento a veces con mi vanidad
o mi desolación o mi modorra

del infinito mar viene tu asombro
lo escucho como un salmo y pese a todo

tan convencido estoy de que no existes
que te aguardo en mi sueño para luego.

Mario Benedetti





Mario Benedetti - Pasatiempo

$
0
0
Cuando éramos niños
los viejos tenían como treinta
un charco era un océano
la muerte lisa y llana
no existía

luego cuando muchachos
los viejos eran gente de cuarenta
un estanque era océano
la muerte solamente
una palabra

ya cuando nos casamos
los ancianos estaban en cincuenta
un lago era un océano
la muerte era la muerte
de los otros

ahora veteranos
ya le dimos alcance a la verdad
el océano es por fin el océano
pero la muerte empieza a ser
la nuestra.

Mario Benedetti





 

Mario Benedetti - Medios de comunicación

$
0
0
No es preciso que sea mensajera
la paloma sencilla en tu ventana
te informa que el dolor
empieza a columpiarse en el olvido

y llego desde mí para decirte
que están el río el girasol la estrella
rodando sin apuro
el futuro se acerca a conocerte

ya lo sabes sin tropos ni bengalas
la traducción mejor es boca a boca
en el beso bilingüe
van circulando dulces noticias.

Mario Benedetti





 

Mario Benedetti - Gracias por el fuego*

$
0
0
(...)¿Quise esperar este instante a solas, sin prisa exterior y sin testigos, para decirme, con todas las letras, que estoy, enamorado? ¿A los cuarenta y cuatro años?

Quizás solo semienamorado. Porque ella dice que no, que no me quiere. Y para estar total, completa, y absolutamente enamorado, hay que tener plena conciencia de que uno también es querido, que uno también inspira amor. De modo que semienamorado. Pero ¿en que forma?

No como en la adolescencia, por supuesto que no. Entonces era una especie de locura contenta, un frenesí, que llevaba en su propio énfasis el germen de la autodestrucción, una suma de juego más sexo. Ahora es otra cosa. El sexo está, claro, como no iba a estar. Dolores me atrae físicamente. Me toca apenas, apoya una mano sobre mi brazo, no como un gesto de amor sino como un simple acompañamiento de la conversación, y siento en mí un estremecimiento, acuso inmediatamente recibo de esa piel mansa, tibia, prometedora, que aplasta momentánea y suavemente los vellos de mi antebrazo o de mi muñeca.

Pero hay mucho más. Mi conmoción interior es mas viva aun cuando me mira, que cuando me toca.

Mario Benedetti






Mario Benedetti - Lunes 12 de agosto

$
0
0
Ayer de tarde estábamos sentados junto a la mesa. No hacíamos nada, ni siquiera hablábamos. Yo tenía apoyada mi mano sobre un cenicero sin ceniza. Estábamos tristes: eso era lo que estábamos, tristes. Pero era una tristeza dulce, casi una paz. Ella me estaba mirando y de pronto movió los labios para decir dos palabras. Dijo "Te quiero." Entonces me di cuenta que era la primera vez que me lo decía, más aún; que era la primera vez que lo decía a alguien. Isabel me lo hubiera repetido veinte veces por noche. Para Isabel, repetirlo era como otro beso, era un simple resorte del juego amoroso. Avellaneda en cambio, lo había dicho una vez, la necesaria. Quizá ya no precise decirlo más, porque no es un juego: es una esencia. Entonces sentí una tremenda opresión en el pecho, una opresión en la que no parecía estar afectado ningún órgano físico, pero era casi asfixiante, insoportable. Ahí en el pecho, cerca de la garganta, ahí debe estar el alma, hecha un ovillo. "Hasta ahora no te lo había dicho" , murmuró, "no porque no te quisiera, sino porque ignoraba porque te quería. Ahora lo sé". Pude respirar, me pareció que la bocanada de aire llegaba desde mi estómago. Siempre puedo respirar cuando alguien explica las cosas. El deleite frente al misterio, el goce frente a lo inesperado, son sensaciones que a veces mis módicas fuerzas no soportan. Menos mal que alguien explica siempre las cosas. "Ahora lo sé. No te quiero por tu cara, ni por tus años, ni por tus palabras, ni por tus intenciones. Te quiero porque estás hecho de buena madera". Nadie me había dedicado jamás un juicio tan conmovedor, tan sencillo, tan vivificante. Quiero creer que es cierto, quiero creer que estoy hecho de buena madera. Quizá ese momento haya sido excepcional, pero de todos modos me sentí vivir. Esa opresión en el pecho significa vivir.

Mario Benedetti - La Tregua.
 
 

Pablo Neruda - Si tú me olvidas

$
0
0

Quiero que sepas
una cosa.

Tú sabes cómo es esto:
si miro
la luna de cristal, la rama roja
del lento otoño en mi ventana,
si toco
junto al fuego
la impalpable ceniza
o el arrugado cuerpo de la leña,
todo me lleva a ti,
como si todo lo que existe,
aromas, luz, metales,
fueran pequeños barcos que navegan
hacia las islas tuyas que me aguardan.

Ahora bien,
si poco a poco dejas de quererme
dejaré de quererte poco a poco.

Si de pronto
me olvidas
no me busques,
que ya te habré olvidado.

Si consideras largo y loco
el viento de banderas
que pasa por mi vida
y te decides
a dejarme a la orilla
del corazón en que tengo raíces,
piensa
que en ese día,
a esa hora
levantaré los brazos
y saldrán mis raíces
a buscar otra tierra.

Pero
si cada día,
cada hora
sientes que a mí estás destinada
con dulzura implacable.
Si cada día sube
una flor a tus labios a buscarme,
ay amor mío, ay mía,
en mí todo ese fuego se repite,
en mí nada se apaga ni se olvida,
mi amor se nutre de tu amor, amada,
y mientras vivas estará en tus brazos
sin salir de los míos.

Pablo Neruda - Los versos del capitán (1952).







Mario Benedetti - Una Pareja/1

$
0
0
Pensó él...

Te acercaste otra vez como una alondra
cansada de volar / muerta de miedo
traías en los ojos tres palabras
que presumiblemente eran de amor

yo supe asimilarte despacito
y el alma abrí como una boca hambrienta
puse en tus labios besos serviciales
y en tus manos secretos de mis manos

tus piernas de mujer y de tristreza
me encandilaban como en otros tiempos
mi aspiracion era de perseguirlas
y rozarlas al menos en el sueño

cuando te vas sé que estarás volviendo
en el momento más inesperado
y espero para entonces estar vivo
para pedirte amor que no te vayas.

Mario Benedetti






Mario Benedetti - Almohadas

$
0
0
Nunca me ha sido fácil
encontrar la almohada
adecuada a mis sueños
a su medida exacta

en la cabeza noche
se cruzan las fatigas
se ahondan las arrugas
de la pobre vigilia

en la cabeza noche
huyen despavoridos
los árboles los muros
los cuerpos de aluminio

yo no elijo mis sueños
es la almohada / es ella
la que los incorpora
en desorden de feria

mucho menos elijo
las pesadillas locas
esos libros del viento
sin letras y sin hojas

pero al cabo de tantas
almohadas sin cuento
sin historia y sin alas
como siempre prefiero

la de tu vientre tibio
cerca cerca cerquita
del refugio imantado
de tus pechos de vida.

Mario Benedetti





Mario Benedetti - Ausencias

$
0
0
Las cosas que nos faltan, cuántas cosas. Las que quedaron en el camino o nunca accedieron a él. Quien más, quien menos, todos llevamos una filatelia de las ausencias.

Hay partidas, adioses de los que no volvieron ni volverán. Aun en las mejores y conquistadas alegrías, sobreviene de pronto un vacío y nos quedamos taciturnos, solos, tiernamente desolados.

Por suerte cuando soñamos vuelven todos, los que todavía son y los que fueron. Y abrazamos fantasmas, almas en pena y almas en gloria. Ellos nos cuentan su impiadosa sobrevida, aunque, eso sí, marcando siempre su territorio, que es sólo invierno.

Su exilio tan pasivo, tan inerte, no está consolidado. Con su martirio, nos martirizamos, quizá porque sabemos que todo eso acaba en un opaco despertar. Viene entonces la fase de ojos abiertos, también llamada insomnio. Allá arriba está el cielo raso, con la araña de siempre en su rincón de redes. Nos faltan manos para acariciar, labios para besar, cintura que estrechar, cuerpo que penetrar. Todo es ausencia. 

Mario Benedetti - Vivir adrede.






Mario Benedetti - Martes 7 de mayo

$
0
0
 Hay dos procedimientos para abordar a Avellaneda: a) la franqueza, decirle aproximadamente: «Usted me gusta, vamos a ver qué pasa»; b) la fallutería, decirle aproximadamente: «Mire, muchacha, que yo tengo mi experiencia, puedo ser padre, escuche mis consejos». Aunque parezca increíble, quizá me convenga el segundo. Con el primero arriesgo mucho y además todo está aún demasiado inmaduro. Yo creo que hasta ahora ella ve en mí a un jefe más o menos amable y nada más. Sin embargo, no es tan jovencita. Veinticuatro años no son catorce. En una de ésas es de las que prefieren los tipos maduros. Pero el novio era un pendejo, sin embargo. Bueno, así fue con él. A lo mejor, ahora, por reacción, se va hacia el otro extremo. Y en el otro extremo puedo estar yo, señor maduro, experimentado, canoso, reposado, cuarenta y nueve años, sin mayores achaques, sueldo bueno. A los tres hijos no los pongo en mi ficha; no ayudan. De todos modos, ella sabe que los tengo.

 Ahora bien (y para decirlo en términos de comadre de barrio), ¿cuáles son mis intenciones? La verdad es que no me decido a pensar en algo permanente, del tipo «hasta que la muerte nos separe» (escribí Muerte y ya apareció Isabel, pero Isabel era otra cosa, creo que en Avellaneda me importa menos el lado sexual, o será tal vez que lo sexual importa menos a los cuarenta y nueve años que a los veintiocho), pero tampoco me decido a quedarme sin Avellaneda. Lo ideal, ya lo sé, sería tener a Avellaneda sin obligación de la permanencia. Pero ya es mucho pedir. Se puede intentar, sin embargo.

 Antes de que le hable, no puedo saber nada. Todos son cuentos que me hago. Es cierto que, a esta altura, estoy un poco aburrido de las citas a oscuras, de los encuentros en amuebladas. Hay siempre una atmósfera enrarecida y una sensación de inmediatez, de cosa urgente, que pervierte cualquier clase de diálogo que yo sostenga con cualquier clase de mujer. Hasta el momento de acostarme con ella; después de hecho el amor, lo importante es irnos, volver cada uno a su cama particular, ignorarnos para siempre. En tantos y tantos años de este juego, no recuerdo ni una sola conversación reconfortante, ni una sola frase conmovedora (mía o ajena), de esas que están destinadas a reaparecer después, quién sabe en qué instante confuso, para terminar con alguna vacilación, para decidirnos a tomar una actitud que requiera una dosis mínima de coraje. Bueno, esto no es totalmente cierto. En una amueblada de la calle Rivera, debe hacer unos seis o siete años, una mujer me dijo esta frase famosa: «Vos hacés el amor con cara de empleado».

Mario Benedetti - La Tregua.





José Ángel Buesa - Poema de la despedida

$
0
0


Te digo adiós, y acaso te quiero todavía.
Quizás no he de olvidarte, pero te digo adiós.
No sé si me quisiste... No sé si te quería...
O tal vez nos quisimos demasiado los dos.

Este cariño triste, y apasionado, y loco,
me lo sembré en el alma para quererte a ti.
No sé si te amé mucho... no sé si te amé poco;
pero sí sé que nunca volveré a amar así.

Me queda tu sonrisa dormida en mi recuerdo,
y el corazón me dice que no te olvidaré;
pero, al quedarme solo, sabiendo que te pierdo,
tal vez empiezo a amarte como jamás te amé.

Te digo adiós, y acaso, con esta despedida,
mi más hermoso sueño muere dentro de mí...
Pero te digo adiós, para toda la vida,
aunque toda la vida siga pensando en ti.

José Ángel Buesa - Oasis.





Nazareno Saudade - Últimamente

$
0
0
El nombre de una mujer me delata.
Me duele una mujer en todo el cuerpo.

Jorge Luis Borges

Y es que hace tanto 
nos llenamos de silencios,
hace tan poco 
nos llenamos 
de comas y puntos... finales.

Y es así
yo no guardo para vos
más que
caricias en mis palabras,
pero entiéndanse:
Palabras
               lejanas…
Y es que últimamente
mis madrugadas
están tan llenas de vos.
Nazareno Saudade 28.III.2013
 



Mario Benedetti - Insomnio

$
0
0
El insomnio es un foro
de expectativas
las imágenes vuelan
no se esclavizan

ruinas y glorias
son datos fidedignos
de la memoria

yo no tengo otra llave
que tus preguntas
pero a veces no encuentro
la cerradura

sigo en desvelo
en el mundo que acecha
no se abre el sueño

el blanco cielo raso
no me seduce
y en el cielo de veras
tan sólo hay nubes

cierro los ojos
y estoy despabilado
como un custodio

la vigilia en la noche
quién lo diría
arrima sensaciones
desconocidas

son horas blancas
algo se mueve pero
no pasa nada

uno escucha el silencio
y de improviso
fluyen las añoranzas
y es como un río

la brisa eriza
y lejos canta un gallo
sus profecías

yo no tengo otra llave
que tus preguntas
pero a veces no encuentro
la cerradura

y si la encuentro
ya no querré dormirme
porque te tengo

Mario Benedetti - La vida ese paréntesis.





 

Mario Benedetti - Memorándum

$
0
0
Uno llegar e incorporarse al día
Dos respirar para subir la cuesta
Tres no jugarse en una sola apuesta
Cuatro escapar de la melancolía

Cinco aprender la nueva geografía
Seis no quedarse nunca sin la siesta
Siete el futuro no será una fiesta
Y ocho no amilanarse todavía

Nueve vaya a saber quién es el fuerte
Diez no dejar que la paciencia ceda
Once cuidarse de la buena suerte

Doce guardar la última moneda
Trece no tutearse con la muerte
Catorce disfrutar mientras se pueda

Mario Benedetti - Preguntas al azar.





 

Mario Benedetti - Vivir*

$
0
0
1. Color del mundo

Gracias a los sentimientos tomamos conciencia de que no somos otros, si no nosotros mismos. Los sentimientos nos otorgan nombre, y con ese nombre somos lo que somos.

2. El miedo
Andamos por el mundo con el miedo a cuestas como si fuera un pudor obligatorio o en su defecto una variante del fracaso. Por las dudas, una buena fórmula contra el miedo la que dejó escrita el bueno de Pessoa: "Espera lo mejor y prepárate para lo peor"

3. Escépticos y optimistas

Los escépticos no echan de menos las ausencias. Los optimistas aprenden del ayer y no lo borran. Los escépticos van y vienen sin nada. Y lo que es peor sin nadie. Los optimistas hacen un nudo con las certidumbres y llenan su bolsillo de poesía.

4.Vaivenes
Cada existencia tiene sus vaivenes, es decir sus pormenores.

8. Utopías
Lo imposible es una burla de los dioses. Todos venimos al mundo con la obsesión de un imposible y cuando tomamos conciencia de que el imposible es eso: un imposible, ya es tarde para refugiarnos en la sensatez. Todos queremos lo que no se puede, somos fanáticos de lo prohibido. Algunos lo llaman utopía, pero la utopía es más seductora. No tiene puertas cerradas como lo imposible. No nos desprecia como lo prohibido. Lo prohibido es casi siempre un desafío que nos derrota.

9. Sobre sencillez

Todo mandante se afana en no ser sencillo. La dificultad es su muro de contención, su bastión, su blindaje. En la sencillez, los hombres y mujeres se amparan, se comprenden, se alivian. Cómo no tener en cuenta que la muerte es la cumbre de la sencillez.

10. Pérdidas
El pasado es una colección de silencios. Lo perdido tuvo color, pero ahora es incoloro. Lo perdido es también un par o dos de labios que probaron el sabor de los mios, y que ahora tan solo pueden besar mi memoria. Todo se va borrando, todo pasa a ser sombra y vacío.

13. Ecos y ecos
Los ecos nos siguen o más bien nos persiguen, pero su compañía, aunque sea clamorosa, nos sirve de poco. Con ellos vamos un poco desolados, porque ansiamos verdades y no reflejos, hechos y no desechos. Nada podemos reclamarles porque son presencias fantasmales, espejos de lo que oyeron y ya no está, parodias de la muerte. Yo dejo que suenen y resuenen. Allá ellos. Yo prefiero entenderme con mis voces.

15. Sobre suicidas
Quienes venimos a este mundo somos irremediables suicidas, pero no todos de la misma calaña. El suicida inevitable es el que se sabe condenado a morir, ya sea de un infarto, un cáncer o un accidente en carretera. El suicida vocacional, en cambio, es el que se pega un tiro en la cabeza.

18. Picazones y rascacielo
Sé de una muchacha que es un cielo y al parecer le pica el alma. Quiero ser rascacielo.

19. Vértigos
Cuando atraviesa nuestra soledad, el vértigo se lleva la melancolía, pero nos deja más vacíos, más carentes, aunque eso si, más estables y serenos. No obstante, cuando se nos mete clandestinamente en el sueño nuestras pesadillas buscan como locas la salvación al despertarse.

21. Alertas
En este mundo nuestro, todos vivimos en estado de alerta. La alarma se ha convertido en un estilo de vida, y a veces es una antesala de la muerte.

23. Transparencias
Todo lo que es opaco fue antes transparente: el odio, la lascivia, la pasión, el fanatismo, la gula. Cada opacidad carga con su fantasma, vale decir, con su transparencia. Los pensamientos pueden ser opacos, pero los sentimientos casi siempre son diáfanos.
La transparencia no siempre es una ventaja. Hay rostros tan transparentes que ni el espejo puede opacarlos. También las religiones, cuando son transparentes, revelan que sus dioses son opacos. El llanto es transparente, pero ahí están los párpados para hacerlo opaco. Aunque nadie lo dice, entre lo opaco y lo transparente, suele aparecer una valla sutil, llamada ser humano.

25. De palabra en palabra

El pensamiento avanza de palabra en palabra. Paso a paso, sílaba a sílaba, el idioma pasa a ser una revelación. Gracias al idioma, sobrevivimos. El lenguaje es una bolsa de ideas, una metafísica que no tiene reglas, una propuesta que cada día es distinta.
Mario Benedetti - Vivir adrede.

*Fragmentos de los capítulos del libro.





Mario Benedetti - ¿Por qué cantamos?

$
0
0


Si cada hora viene con su muerte
si el tiempo es una cueva de ladrones
los aires ya no son los buenos aires
la vida es nada más que un blanco móvil

usted preguntará por qué cantamos

si nuestros bravos quedan sin abrazo
la patria se nos muere de tristeza
y el corazón del hombre se hace añicos
antes aún que explote la vergüenza

usted preguntará por qué cantamos

si estamos lejos como un horizonte
si allá quedaron árboles y cielo
si cada noche es siempre alguna ausencia
y cada despertar un desencuentro

usted preguntará por qué cantamos

cantamos porque el río está sonando
y cuando suena el río / suena el río
cantamos porque el cruel no tiene nombre
y en cambio tiene nombre su destino

cantamos por el niño y porque todo
y porque algún futuro y porque el pueblo
cantamos porque los sobrevivientes
y nuestros muertos quieren que cantemos

cantamos porque el grito no es bastante
y no es bastante el llanto ni la bronca
cantamos porque creemos en la gente
y porque venceremos la derrota

cantamos porque el sol nos reconoce
y porque el campo huele a primavera
y porque en este tallo en aquel fruto
cada pregunta tiene su respuesta

cantamos porque llueve sobre el surco
y somos militantes de la vida
y porque no podemos ni queremos
dejar que la canción se haga ceniza.

Mario Benedetti





 

Mario Benedetti - Peros

$
0
0
Las circunstancias / tiempo en carne viva /
ponen a nuestro alcance pena y goces
pero
más de una vez nos llevan a remolque

amor es más que un juego o un diluvio
es el cuerpo y el alma a la intemperie
pero
si se va la lujuria ya no vuelve

el trabajo es un bálsamo / un compás /
gracias a él lidiamos con las horas
pero
hay un ocio final que no perdona

la vida puede ser un vendaval
que sacude mis sueños y tus duendes
pero
la vida tiene obligación de muerte

Mario Benedetti - La vida, ese paréntesis.





Mario Benedetti - Cada ciudad puede ser otra

$
0
0
Cada ciudad puede ser otra
cuando el amor la transfigura
cada ciudad puede ser tantas
como amorosos la recorren

el amor pasa por los parques
casi sin verlos amándolos
entre la fiesta de los pájaros
y la homilía de los pinos

cada ciudad puede ser otra
cuando el amor pinta los muros
y de los rostros que atardecen
unos es el rostro del amor

y el amor viene y va y regresa
y la ciudad es el testigo
de sus abrazos y crepúsculos
de sus bonanzas y aguaceros

y si el amor se va y no vuelve
la ciudad carga con su otoño
ya que le quedan sólo el duelo
y las estatuas del amor.

Mario Benedetti - El amor, las mujeres y la vida.





Mario Benedetti - Bocas

$
0
0
¿Dónde empieza la boca?
¿En el beso?
¿En el insulto?
¿En el mordisco?
¿En el grito?
¿En el bostezo?
¿En la sonrisa?
¿En el silbo?
¿En la amenaza?
¿En el gemido?

que te quede bien claro
donde acaba tu boca
ahí empieza la mía

Mario Benedetti - Insomnios y duermevelas.





Viewing all 21088 articles
Browse latest View live