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Mario Benedetti - Cleopatra

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Esta frase pertenece al poema
"Todavía" de Mario Benedetti.


 El hecho de ser la única mujer entre seis hermanos me había mantenido siempre en un casillero especial de la familia. Mis hermanos me tenían (todavía me tienen) afecto, pero se ponían bastante pesados cuando me hacían bromas sobre la insularidad de mi condición femenina. Entre ellos se intercambiaban chistes, de los que por lo común yo era destinataria, pero pronto se arrepentían, especialmente cuando yo me echaba a llorar, impotente, y me acariciaban o me besaban o me decían: Pero, Mercedes, ¿nunca aprenderás a no tomarnos en serio? 
 Mis hermanos tenían muchos amigos, entre ellos Dionisio y Juanjo, que eran simpáticos y me trataban con cariño, como si yo fuese una hermana menor. Pero también estaba Renato, que me molestaba todo lo que podía, pero sin llegar nunca al arrepentimiento final de mis hermanos. Yo lo odiaba, sin ningún descuento, y tenía conciencia de que mi odio era correspondido.

 Cuando me convertí en una muchacha, mis padres me dejaban ir a fiestas y bailes, pero siempre y cuando me acompañaran mis hermanos. Ellos cumplían su misión cancerbera con liberalidad, ya que, una vez introducidos ellos y yo en el jolgorio, cada uno disfrutaba por su cuenta y sólo nos volvíamos a ver cuando venían a buscarme para la vuelta a casa.

 Sus amigos a veces venían con nosotros, y también las muchachas con las que estaban más o menos enredados. Yo también tenía mis amigos, pero en el fondo habría preferido que Dionisio, y sobre todo Juanjo, que me parecía guapísimo, me sacaran a bailar y hasta me hicieran alguna “proposición deshonesta”. Sin embargo, para ellos yo seguía siendo la chiquilina de siempre, y eso a pesar de mis pechitos en alza y de mi cintura, que tal vez no era de avispa, pero sí de abeja reina. Renato concurría poco a esas reuniones, y, cuando lo hacía, ni nos mirábamos. La animadversión seguía siendo mutua.

 En el carnaval de 1958 nos disfrazamos todos con esmero, gracias a la espontánea colaboración de mamá y sobre todo de la tía Ramona, que era modista. Así mis hermanos fueron, por orden de edades: un mosquetero, un pirata, un cura párroco, un marciano y un esgrimista. Yo era Cleopatra, y por si alguien no se daba cuenta, a primera vista, de a quién representaba, llevaba una serpiente de plástico que me rodeaba el cuello. Ya sé que la historia habla de un áspid, pero a falta de áspid, la serpiente de plástico era un buen sucedáneo. Mamá estaba un poco escandalizada porque se me veía el ombligo, pero uno de mis hermanos la tranquilizó: “No te preocupes, vieja, nadie se va a sentir tentado por ese ombliguito de recién nacido.”

 A esa altura yo ya no lloraba con sus bromas, así que le di al descarado un puñetazo en pleno estómago, que le dejó sin habla por un buen rato. Rememorando viejos diálogos, le dije: “Disculpa, hermanito, pero no es para tanto”, ¿cuándo aprenderás a no tomar en serio mis golpes de kárate?

 Nos pusimos caretas o antifaces. Yo llevaba un antifaz dorado para no desentonar con la pechera áurea de Cleopatra. Cuando ingresamos en el baile (era un club de Malvín) hubo murmullos de asombro, y hasta aplausos. Parecíamos un desfile de modelos. Como siempre nos separamos y yo me divertí de lo lindo. Bailé con un arlequín, un domador, un paje, un payaso y un marqués. De pronto, cuando estaba en plena rumba con un chimpancé, un cacique piel roja, de buena estampa, me arrancó de los peludos brazos del primate y ya no me dejó en toda la noche. Bailamos tangos, más rumbas, boleros, milongas, y fuimos sacudidos por el recién estrenado seísmo del rock-and-roll. Mi pareja llevaba una careta muy pintarrajeada, como correspondía a su apelativo de Cara Rayada.
 Aunque forzaba una voz de máscara que evidentemente no era la suya, desde el primer momento estuve segura de que se trataba de Juanjo (entre otros indicios, me llamaba por mi nombre) y mi corazón empezó a saltar al compás de ritmos tan variados. En ese club nunca contrataban orquestas, pero tenían un estupendo equipo sonoro que iba alternando los géneros, a fin de (así lo habían advertido) conformar a todos. Como era de esperar, cada nueva pieza era recibida con aplausos y abucheos, pero en la siguiente era todo lo contrario: abucheos y aplausos. Cuando le llegó el turno al bolero, el cacique me dijo: Esto es muy cursi, me tomó de la mano y me llevó al jardín, a esa altura ya colmado de parejas, cada una en su rincón de sombra.

 Creo que ya era hora de que nos encontráramos así, Mercedes, la verdad es que te has convertido en una mujercita. Me besó sin pedir permiso y a mí me pareció la gloria. Le devolví el beso con hambre atrasada. Me enlazó por la cintura y yo rodeé su cuello con mis brazos de Cleopatra. Recuerdo que la serpiente me molestaba, así que la arranqué de un tirón y la dejé en un cantero, con la secreta esperanza de que asustara a alguien.

 Nos besamos y nos besamos, y él murmuraba cosas lindas en mi oído. También me acariciaba de vez en cuando, y yo diría que con discreción, el ombligo de Cleopatra y tuve la impresión de que no le parecía el de un recién nacido. Ambos estábamos bastante excitados cuando escuché la voz de uno de mis hermanos: había llegado la hora del regreso. Mejor te hubieras disfrazado de Cenicienta, dijo Cara Rayada con un tonito de despecho, Cleopatra no regresaba a casa tan temprano. Lo dijo recuperando su verdadera voz y al mismo tiempo se quitó la careta.

 Recuerdo ese momento como el más desgraciado de mi juventud. Tal vez ustedes lo hayan adivinado: no era Juanjo, sino Renato. Renato, que, despojado ya de su careta de fabuloso cacique, se había puesto la otra máscara, la de su rostro real, esa que yo siempre había odiado y seguí por mucho tiempo odiando. Todavía hoy, a treinta años de aquellos carnavales, siento que sobrevive en mí una casi imperceptible hebra de aquel odio. Todavía hoy, aunque Renato sea mi marido.



Mario Benedetti - Como si fuéramos inmortales

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Los mejores poemas y frases
de Mario Benedetti.


Todos sabemos que nada ni nadie habrá de ahorrarnos el final
sin embargo hay que vivir como si fuéramos inmortales
sabemos que los caballos y los perros tienen las patas sobre la tierra
pero no es descartable que en una nochebuena se lancen a volar

sabemos que en una esquina no rosada aguarda el ultimátum de la envidia
pero en definitiva será el tiempo el que diga dónde es dónde y quién es quién

sabemos que tras cada victoria el enemigo regresa buscando más triunfos
y que volveremos a ser inexorablemente derrotados vale decir que venceremos

sabemos que el odio viene lleno de imposturas
pero que las va a perder antes del diluvio o después del carnaval
sabemos que el hambre está desnuda desde hace siglos
pero también que los saciados responderán por los hambrientos

sabemos que la melancolía es un resplandor y sólo eso
pero a los melancólicos nadie les quita lo bailado
sabemos que los bondadosos instalan cerrojos de seguridad
pero la bondad suele escaparse por los tejados
sabemos que los decididores deciden como locos o miserables
y que mañana o pasado alguien decidirá que no decidan

sintetizando / todos sabemos que nada ni nadie habrá de ahorrarnos el final
pero así y todo hay que vivir como si fuéramos inmortales.


Peor para el sol - Joaquín Sabina

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Las mejores canciones y frases
de Joaquín Sabina y la Trova.



"¿Qué adelantas sabiendo mi nombre?
Cada noche tengo uno distinto
y, siguiendo la voz del instinto,
me lanzo a buscar…"

Imagino preciosa, que un hombre...

"Algo más, un amante discreto,
que se atreva a perderme el respeto…
¿No quieres probar?
Vivo justo detrás de la esquina,
no me acuerdo si tengo marido,
si me quitas con arte el vestido
te invito a champán."

Le solté al barman mil de propina,
apuré la cerveza de un sorbo
(acertó quien "El templo del morbo"
le puso a este bar).

Peor para el sol,
que se mete a las siete en la cuna
del mar a roncar,
mientras un servidor
le levanta la falda a la luna.

Al llegar al portal nos buscamos
como dos estudiantes en celo,
un piso antes del septimo cielo
se abrió el ascensor…

Nos sirvió para el último gramo
el cristal de su foto de boda,
no faltó ni el desfile de moda
de ropa interior.

En mi casa no hay nada prohibido
pero no vayas a enamorarte,
con el alba tendrás que marcharte,
para no volver.
Olvidando que me has conocido
que una vez estuviste en mi cama:
Hay caprichos de amor que una dama
no debe tener.

Peor para el sol,
que se mete a las siete en la cuna
del mar a roncar,
mientras un servidor
le levanta la falda a la luna.

Es mejor -le pedí- que te calles,
no me gusta invertir en quimeras,
me han traído hasta aquí tus caderas...
no tu corazón.

Y después... ¿Para qué más detalles?
Ya sabeís: Copas, risas, excesos...
¿Cómo van a caber tantos besos
en una canción?

Volví al bar a la noche siguiente
a brindar con su silla vacía,
me pedí una cerveza bien fría
y entonces no sé,
si soñé o era suya la ardiente
voz que me iba diciendo al oído:
“Me moría de ganas querido
de verte otra vez.”

Peor para el sol,
que se mete a las siete en la cuna
del mar a roncar,
mientras un servidor
le levanta la falda a la luna...



Mario Benedetti - Como siempre

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Los mejores poemas y frases
de Mario Benedetti.


Aunque hoy cumplas
trescientos treinta y seis meses
la matusalénica edad no se te nota cuando
en el instante en que vencen los crueles
entrás a averiguar la alegría del mundo
y mucho menos todavía se te nota
cuando volás gaviotamente sobre las fobias
o desarbolás los nudosos rencores

buena edad para cambiar estatutos y horóscopos
para que tu manantial mane amor sin miseria
para que te enfrentes al espejo que exige
y pienses que estás linda
                                                    y estés linda

casi no vale la pena desearte júbilos y lealtades
ya que te van a rodear como ángeles o veleros

es obvio y comprensible
que las manzanas y los jazmines
y los cuidadores de autos y los ciclistas
y las hijas de los villeros
y los cachorros extraviados
y los bichitos de san antonio
y las cajas de fósforo
te consideren una de los suyos

de modo que desearte un feliz cumpleaños
podría ser tan injusto con tus felices
                                              cumpledías
acordate de esta ley de tu vida
si hace algún tiempo fuiste desgraciada
eso también ayuda a que hoy se afirme
tu bienaventuranza

de todos modos para vos no es novedad
que el mundo
                          y yo
                               te queremos de veras
pero yo siempre un poquito más que el mundo.


Mario Benedetti - Desgana

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"Un río de tristeza circula por mis venas, pero me he olvidado de llorar." Mario Benedetti - Buzón de tiempo
Esta frase pertenece al libro
"Buzón de tiempo" de Mario Benedetti.


No tengo ganas de escribir
pero la letra avanza sola
forma palabras y relevos
que reconozco como míos

en la ventana llueve
tantas veces la calle
brillo sin fundamento.

No tengo ganas de escribir
por eso queda el tiempo en blanco
y no es un blanco de inocencia
ni de palomas ni de gracia

en la ventana llueve
tantas veces la calle
se anego de presagios.

No tengo ganas de escribir
pero la lluvia llueve sola.


Mario Benedetti - Gracias por el fuego*

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Los mejores cuentos y novelas
de Mario Benedetti.

 ¿Quise esperar este instante a solas, sin prisa exterior y sin testigos, para decirme, con todas las letras, que estoy, enamorado? ¿A los cuarenta y cuatro años?

 Quizás solo semienamorado. Porque ella dice que no, que no me quiere. Y para estar total, completa, y absolutamente enamorado, hay que tener plena conciencia de que uno también es querido, que uno también inspira amor. De modo que semienamorado. Pero ¿en que forma?

 No como en la adolescencia, por supuesto que no. Entonces era una especie de locura contenta, un frenesí, que llevaba en su propio énfasis el germen de la autodestrucción, una suma de juego más sexo. Ahora es otra cosa. El sexo está, claro, como no iba a estar. Dolores me atrae físicamente. Me toca apenas, apoya una mano sobre mi brazo, no como un gesto de amor sino como un simple acompañamiento de la conversación, y siento en mí un estremecimiento, acuso inmediatamente recibo de esa piel mansa, tibia, prometedora, que aplasta momentánea y suavemente los vellos de mi antebrazo o de mi muñeca.

 Pero hay mucho más. Mi conmoción interior es mas viva aun cuando me mira, que cuando me toca.


*Fragmento

Mario Benedetti - Empero

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Esta frase no pertenece a Mario Benedetti.


Cierro los ojos para disuadirme.
Ahora no es, no puede ser la muerte.
Está el escarabajo a tropezones,
mi sed de ti, la baja tarde inmóvil.

De veras está todo como antes:
el cielo tan inerme,
la misma soledad tan maciza,
la luz que se devora y no comprende.
Todo está como antes
de tu rostro sin nubes,
todo aguarda como antes la anunciada
estación en suspenso,
pero también estaba entonces este pánico
de no saber huir y no saber
alejarme del odio.

De veras todo está
destruido, indescifrable,
como verdad caída inesperadamente
del cielo o del olvido
y si alguien, algo, me golpea los párpados
es una lenta gota empecinada.
Ahora no es, no puede ser la muerte.
Abro los ojos para convencerme.


Mario Benedetti - Enigmas

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Los mejores poemas y frases
de Mario Benedetti.


Todos tenemos un enigma
y como es lógico ignoramos
cuál es su clave su sigilo
rozamos los alrededores
coleccionamos los despojos
nos extraviamos en los ecos
y lo perdemos en el sueño
justo cuando iba a descifrarse

y vos también tenés el tuyo
un enigmita tan sencillo
que los postigos no lo ocultan
ni lo descartan los presagios
está en tus ojos y los cierras
está en tus manos y las quitas
está en tus pechos y los cubres
está en mi enigma y lo abandonas



Mario benedetti - Estados de ánimo

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Los mejores poemas y frases
de Mario Benedetti.


A veces me siento como un águila en el aire ...
(A propósito de una canción de de Pablo Milanés).

Unas veces me siento
como pobre colina,
y otras como montaña
de cumbres repetidas
unas veces me siento
como un acantilado,
y en otras como un cielo
azul pero lejano
a veces uno es
manantial entre rocas
y otras veces un árbol
con las últimas hojas,
pero hoy me siento apenas
como laguna insomne
con un embarcadero
ya sin embarcaciones
una laguna verde
inmóvil y paciente
conforme con sus algas
sus musgos y sus peces
sereno en mi confianza
confiando en que una tarde
te acerques y te mires
te mires al mirarme.


Mario Benedetti - Hombre que mira a través de la niebla

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Esta frase pertenece al relato
"Hoy y la alegría" de Mario Benedetti.


Me cuesta como nunca
nombrar los árboles y las ventanas
y también el futuro y el dolor
el campanario está invisible y mudo
pero si se expresara
sus tañidos
serían de un fantasma melancólico

la esquina pierde su ángulo filoso
nadie diría que la crueldad existe

la sangre mártir es apenas
una pálida mancha de rencor

cómo cambian las cosas
en la niebla

los voraces no son
más que pobres seguros de sí mismos
los sádicos son colmos de ironía
los soberbios son proas
de algún coraje ajeno
los humildes en cambio no se ven

pero yo sé quién es quién
detrás de ese telón de incertidumbre
sé dónde está el abismo
sé dónde no está dios
sé dónde está la muerte
sé dónde no estás tú

la niebla no es olvido
sino postergación anticipada

ojalá que la espera
no desgaste mis sueños
ojalá que la niebla
no llegue a mis pulmones
y que vos muchachita
emerjas de ella
como un lindo recuerdo
que se convierte en rostro

y yo sepa por fin
que dejas para siempre
la espesura de ese aire maldito
cuando tus ojos encuentren y celebren
mi bienvenida que no tiene pausas.


Mario Benedetti - Defensa de la alegría

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Las mejores frases y poemas
de Mario Benedetti.


Defender la alegría como una trinchera
defenderla del escándalo y la rutina
de la miseria y los miserables
de las ausencias transitorias
y las definitivas

defender la alegría como un principio
defenderla del pasmo y las pesadillas
de los neutrales y de los neutrones
de las dulces infamias
y los graves diagnósticos

defender la alegría como una bandera
defenderla del rayo y la melancolía
de los ingenuos y de los canallas
de la retórica y los paros cardiacos
de las endemias y las academias

defender la alegría como un destino
defenderla del fuego y de los bomberos
de los suicidas y los homicidas
de las vacaciones y del agobio
de la obligación de estar alegres

defender la alegría como una certeza
defenderla del óxido y de la roña
de la famosa pátina del tiempo
del relente y del oportunismo
de los proxenetas de la risa

defender la alegría como un derecho
defenderla de dios y del invierno
de las mayúsculas y de la muerte
de los apellidos y las lástimas
del azar
y también de la alegría.


Mario Benedetti - Droga de amor

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"Posiblemente me quisiera, vaya uno a saberlo, pero lo cierto es que tenía una habilidad especial para herirme." Mario Benedetti - La tregua
Esta frase pertenece a la novela
"La Tregua" de Mario benedetti.


La droga del amor
tiene sobre las otras la ventaja
de que con ella es mágico enviciarse
además en su rumbo
todo a todo se acerca
los ojos a los ojos
las manos a las manos
el tiempo de vivir
a la supuesta vida
una hoguera se enciende
sin pasarnos aviso

en los primeros besos no se piensa
cómo serán allá los besos últimos
los sentimientos lo dominan todo
o nos hacen creer que lo dominan

la droga del amor se evade y vuelve
y una vez que nos cerca es más difícil
quedarnos sin la droga del amor
si ésta concurre con el desconsuelo
vale la pena armarnos de bastiones
porque con la tristeza no se juega.


Mario Benedetti - Entre siempre y jamás

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Los mejores poemas y frases
de Mario Benedetti.




zwischen Immer und Nie
Paul Celan

Entre siempre y jamás
el rumbo el mundo oscilan
y ya que amor y odio
nos vuelven categóricos
pongamos etiquetas
de rutina y tanteo

-jamás volveré a verte
-unidos para siempre
-no morirán jamás
-siempre y cuando me admitan
-jamás de los jamases
-(y hasta la fe dialéctica
de) por siempre jamás
-etcétera etcétera

de acuerdo
pero en tanto
que un siempre abre futuro
y un jamás se hace abismo
mi siempre puede ser
jamás de tantos otros

siempre es una meseta
con borde con final
jamás es una oscura
caverna de imposibles
y sin embargo a veces
nos ayuda un indicio

que cada siempre lleva
su hueso de jamás
que los jamases tienen
arrebatos de siempres

así
incansablemente
insobornablemente
entre siempre y jamás
fluye la vida insomne
pasan los grandes ojos
abiertos de la vida


Mario Benedetti - 7 de mayo

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Los mejores capítulos y frases
de La Tregua de Mario Benedetti.


 Hay dos procedimientos para abordar a Avellaneda: a) la franqueza, decirle aproximadamente: «Usted me gusta, vamos a ver qué pasa»; b) la fallutería, decirle aproximadamente: «Mire, muchacha, que yo tengo mi experiencia, puedo ser padre, escuche mis consejos». Aunque parezca increíble, quizá me convenga el segundo. Con el primero arriesgo mucho y además todo está aún demasiado inmaduro. Yo creo que hasta ahora ella ve en mí a un jefe más o menos amable y nada más. Sin embargo, no es tan jovencita. Veinticuatro años no son catorce. En una de ésas es de las que prefieren los tipos maduros. Pero el novio era un pendejo, sin embargo. Bueno, así fue con él. A lo mejor, ahora, por reacción, se va hacia el otro extremo. Y en el otro extremo puedo estar yo, señor maduro, experimentado, canoso, reposado, cuarenta y nueve años, sin mayores achaques, sueldo bueno. A los tres hijos no los pongo en mi ficha; no ayudan. De todos modos, ella sabe que los tengo.


 Ahora bien (y para decirlo en términos de comadre de barrio), ¿cuáles son mis intenciones? La verdad es que no me decido a pensar en algo permanente, del tipo «hasta que la muerte nos separe» (escribí Muerte y ya apareció Isabel, pero Isabel era otra cosa, creo que en Avellaneda me importa menos el lado sexual, o será tal vez que lo sexual importa menos a los cuarenta y nueve años que a los veintiocho), pero tampoco me decido a quedarme sin Avellaneda. Lo ideal, ya lo sé, sería tener a Avellaneda sin obligación de la permanencia. Pero ya es mucho pedir. Se puede intentar, sin embargo.
 Antes de que le hable, no puedo saber nada. Todos son cuentos que me hago. Es cierto que, a esta altura, estoy un poco aburrido de las citas a oscuras, de los encuentros en amuebladas. Hay siempre una atmósfera enrarecida y una sensación de inmediatez, de cosa urgente, que pervierte cualquier clase de diálogo que yo sostenga con cualquier clase de mujer. Hasta el momento de acostarme con ella; después de hecho el amor, lo importante es irnos, volver cada uno a su cama particular, ignorarnos para siempre. En tantos y tantos años de este juego, no recuerdo ni una sola conversación reconfortante, ni una sola frase conmovedora (mía o ajena), de esas que están destinadas a reaparecer después, quién sabe en qué instante confuso, para terminar con alguna vacilación, para decidirnos a tomar una actitud que requiera una dosis mínima de coraje. Bueno, esto no es totalmente cierto. En una amueblada de la calle Rivera, debe hacer unos seis o siete años, una mujer me dijo esta frase famosa: «Vos hacés el amor con cara de empleado».


Mario Benedetti - Las primeras miradas

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Esta frase pertenece al poema
"Nunca la mirada" de Mario Benedetti.


Nadie sabe en qué noche de octubre solitario,
de fatigados duendes que ya no ocurren,
puede inmolarse la perdida infancia
junto a recuerdos que se están haciendo.

Qué sorpresa sufrirse una vez desolado,
escuchar cómo tiembla el coraje en las sienes,
en el pecho, en los muslos impacientes
sentir cómo los labios se desprenden
de verbos maravillosos y descuidados,
de cifras defendidas en el aire muerto,
y cómo otras palabras, nuevas, endurecidas
y desde ya cansadas se conjuran
para impedirnos el único fantasma de veras.

Cómo encontrar un sitio con los primeros ojos,
un sitio donde asir la larga soledad
con los primeros ojos, sin gastar
las primeras miradas,
y si quedan maltrechas de significados,
de cáscara de ideales, de puresas inmundas,
cómo encontrar un río con los primeros pasos,
un río -para lavarlos- que las lleve.



Mario Benedetti - Luna congelada

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Esta frase pertenece al poema
"Táctica y estrategia" de Mario Benedetti.


Con esta soledad
alevosa
tranquila
con esta soledad
de sagradas goteras
de lejanos aullidos
de monstruos de silencio
de recuerdos al firme
de luna congelada
de noche para otros
de ojos bien abiertos

con esta soledad
inservible
vacía

se puede algunas veces
entender
el amor.


Mario Benedetti - Madrugada

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Esta frase pertenece al cuento
"Hoy y la alegría" deMario Benedetti.


La madrugada es apta para ver casi todo
lo que es real y lo que uno imagina
por ejemplo me gusta saber que tengo un río
tan real que parece imaginario
siempre hay un más allá que nos espera
en esta madrugada y en la próxima
saber que tengo un río con dos árboles
que me saludan al compás del viento

la madrugada es un amanecer
el alba en que el futuro nos recibe
con lo que merecemos
o quién sabe con qué

es indudablemente una frontera
corona de los pájaros fugaces
que vienen desde ayer
con alas limpias

allí nos alargamos con un poco
todavía de sueño entre las cejas
la madrugada es como un atajo
que nos lleva hasta otra madrugada

¡bienvenidas las luces
salvadas de las sombras!


Mario Benedetti - Pies hermosos

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"Porque eres linda desde el pie hasta el alma porque eres buena desde el alma a mí" Mario Benedetti
Esta frase pertenece al poema
"Corazón coraza" de Mario Benedetti.


La mujer que tiene los pies hermosos
nunca podrá ser fea
mansa suele subirle la belleza
por tobillos pantorrillas y muslos
demorarse en el pubis
que siempre ha estado más allá de todo canon
rodear el ombligo como a uno de esos timbres
que si se les presiona tocan para elisa
reivindicar los lúbricos pezones a la espera
entreabrir los labios sin pronunciar saliva
y dejarse querer por los ojos del espejo

la mujer que tiene los pies hermosos
sabe vagabundear por la tristeza.


Mario Benedetti - Resumen

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"Pero no llamas. Pero no llamo." Mario Benedetti - Es tan poco
Esta frase pertenece al poema
"Es tan poco" de Mario Benedetti.


Resumiendo
digamos que oscilamos
entre dicha y desdicha
casi como decir
entre el cielo y la tierra
aunque el cielo de ahora y el de siempre
se ausente sin aviso

las ideas se van volviendo sólidas
sensaciones primarias
palabras todavía en borrador
corazones que laten como máquinas
¿serán nuestros o de otros?
este llanto de invierno no es lo mismo
que el sudor del verano

el dolor es un precio / no sabemos
el costo inalcanzable de la sabiduría

pensamos y pensamos duramente
y una pasión extraña nos invade
cada vez más tenaz
pero más triste

resumiendo
no somos lo que somos
ni menos lo que fuimos
tenemos un desorden en el alma
pero vale la pena sostenerla
con las manos / los ojos / la memoria

tratemos por lo menos de engañarnos
como si el buen amor
fuera la vida


Amor tardío - José Ángel Buesa

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Los mejores poemas y frases
de José Ángel Buesa.


Tardíamente, en el jardín sombrío,
tardíamente entró una mariposa,
transfigurando en alba milagrosa
el deprimente anochecer de estío.

Y, sedienta de miel y de rocío,
tardíamente en el rosal se posa,
pues ya se deshojó la última rosa
con la primera ráfaga de frío.

Y yo, que voy andando hacia el poniente,
siento llegar maravillosamente,
como esa mariposa, una ilusión;

pero en mi otoño de melancolía,
mariposa de amor, al fin del día,
qué tarde llegas a mi corazón...


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