Si fuera diez años más joven qué feliz
y qué descamisado el tono de decir:
cada palabra desatando un temporal
y enloqueciendo la etiqueta ocasional.
Los años son, pues, mi mordaza, ¡oh mujer!;
sé demasiado, me convierto en mi saber,
quisiera haberte conocido años atrás,
para sacar chispas del agua que me das;
para empuñar la alevosía y el candor
y saber olvidar mejor...
Esta mujer propone que salte y me estrelle
contra un muro de piedras que alza en el cielo.
Y como combustible me llena de anhelos,
de besos sin promesa y sentencias sin leyes.
Esta mujer propone un pacto que selle
la tierra con el viento, la luz con la sombra.
Invoca los misterios del tiempo y me nombra,
esta mujer propone que salte y me estrelle:
Sólo para verle,
sólo para amarle,
sólo para serle,
sólo y no olvidarle.
Con diez años de menos no habría esperado,
por sus proposiciones y hubiera corrido
como una fiera al lecho en que nos conocimos,
impúdico y sangriento, divino y alado.
Con diez años de menos, habría blasfemado
con savia de su cuerpo quemaría los templos:
¡Para qué los cobardes tomaran ejemplo!
Con diez años de menos, hubiera matado:
Sólo para verle,
sólo para amarle,
sólo para serle,
sólo y no olvidarle...
Silvio Rodríguez (1978).
* "...esta canción está dedicada a una mujer que tiene nombre propio: Raquel (Raquelín para la familia y amigos). Raquelín era (y es) 10 años más joven que Silvio, era (y es) bellísima, con un estilazo impresionante, un sentido del humor muy fino y una personalidad arrolladora. Hija de un intelectual cubano, lleva con mucho orgullo el apellido de su padre, y es traductora de búlgaro y de francés. Formaban parte de un grupo de amigos en el cual todas las féminas (incluída la hermana) estaban loquitas por Silvio, ¡todas menos Raquelín!, pero él se enamoró justamente de ella..."